Pasear junto a un lago es uno de esos placeres saludables
que deberían ser recetados con más asiduidad. Pocas actividades hay más
relajantes y que ayuden a la conversación como rodear un gran charco de agua.
En Guadalajara tenemos la oportunidad de hacerlo en el azud de Pareja, uno de
esos rincones hechos a propósito, capaces de cambiar el ritmo de un pueblo, con
poco que esté bien gestionado.
Mucho han peleado los vecinos de los pueblos ribereños hasta
conseguir que se hiciera algún azud en sus localidades. Pedían lagos artificiales
capaces de mantener un importante nivel de agua junto a los pueblos, para que
siguiera habiendo vida cuando los trasvases dejaban los pantanos de Entrepeñas
y Buendía casi vacíos, como pasa ahora.
Los sangrantes trasiegos hacia Levante convierten el paisaje
en tierra desolada y lo que en tiempos sirvió como dinamizador turístico y
económico de la Alcarria, lleva años causando el efecto contrario. Esperemos
que esta azud de Pareja sea sólo el primero y sirva para que se construyan
otros, se haría justicia.
Hoy os voy a recomendar que os acerquéis a Pareja, una
localidad cuya olma vale una visita, aunque es preferible acercarse a ella en primavera, cuando su copa está
frondosa y llena de sombras. Este árbol es una de las leyendas vivas naturales
de nuestro país, según el Ministerio de Medio Ambiente.
Pareja es un pueblo con viejos caserones que aún lucen
escudos en sus fachadas, y con una monumental parroquia del siglo XVI de ábside
poligonal. Pareja es un pueblo que merece ser visitado despacio y con avidez,
como hizo Cela hace ya tiempo.
Aquí comenzará nuestra ruta de hoy, a poco más de media hora
de Guadalajara. Echaremos a andar desde la plaza, cuesta abajo, hasta llegar a
la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, de donde nace un estupendo paseo,
flanqueado de farolas y bancos. Enseguida vemos el lago de aguas tranquilas, rodeado de un cañizo amarillento y emplumado
que sirve de cobijo a los patos.
El carril está nuevo y rodea el lago que tiene forma
ovalada, como una lengua, que muere en un dique y una carretera. A su alrededor
pasean y patinan quienes buscan este rincón para el sosiego y el descanso. Según completamos
el circuito, apenas 45 minutos después, vemos un mirador hecho de madera que se
adentra en las aguas y un observatorio de aves con dos grandes ventanales que
miran al horizonte.
Se echan de menos piraguas y canoas acercándose a la pequeña
isla que da empaque al azud. Todo lago debe de tener una isla para reposo de
los patos y para dar bien en las fotos, y éste la tiene, y en vedad que le hace
bien. Estoy convencido de que una vez hayáis descubierto este sitio, volveréis.
Pasear junto al agua amansa el espíritu.
Al completar la primera vuelta, o la segunda si os
encontráis a gusto, al azud subiremos de
nuevo al pueblo y preguntaremos por el restaurante Estilos, buen arroz y buena
carne a la brasa. Ideal para el buen tiempo por su agradable terraza. Se come
bien y el local es agradable. Sin duda un buen complemento para esta plácida
ruta.
Yo nací en Pareja. Hace tiempo que no voy por allí, gracias por el reportaje
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