¿Os habéis preguntado alguna vez
dónde nace el agua que bebéis? Hoy os propongo un paseo en busca del nacimiento
del río Sorbe. La ruta parte desde la plaza Mayor de Galve, delante del rollo y
se tarda unas tres horas en completarse, entre la ida y la vuelta. Galve de
Sorbe es el único pueblo de Guadalajara con dos picotas. La de la plaza es del
siglo XV y simboliza la categoría de villa que le concedió Felipe II. El rollo marca
además el punto de altitud del pueblo, 1364 metros sobre el nivel del mar. El
de hoy es pues un viaje de altura.
Partiremos de la calle Iglesia
Vieja, a la izquierda del edificio del ayuntamiento y, tras atravesar el arroyo
de la Hoya llegaremos al cementerio, situado a los pies del castillo. Os aconsejo
que subáis para disfrutar de unas vistas grandiosas. La subida es empinada pero
no mucho. La fortaleza se asienta sobre un cerro plano desde el que se divisa
el Alto Rey, la sierra de Pela, el Hayedo de Tejera Negra, el macizo de Ayllón,
y buena parte de la Sierra del Ocejón.
La Asociación Castillo de Galve
lleva desde 2006 luchando por la recuperación de un edificio que está
catalogado como Bien de Interés Cultural. Es un edificio del siglo XV mandado
construir por la familia Estúñiga, un linaje de nobles descendiente de los
reyes de Navarra. Por entronques familiares acabó en manos de la Casa de Alba
en el siglo XX. La duquesa tenía el título de condesa de Galve, pero se deshizo
del castillo en 1971. El edificio se subastó ese año junto a otra media docena
de castillos de la provincia. El de Galve fue el que obtuvo una puja más alta:
se adjudicó a un empresario catalán por 1,2 millones de pesetas. Éste, a su
vez, lo revendió a su actual propietario, quien hizo una intervención a
comienzos de los ochenta sin una dirección técnica adecuada y Bellas Artes le
paró las obras, así que desde hace 30 años, el edificio se ha visto abocado al
abandono y la degradación.
Actualmente, y dado que el
propietario no se ha avenido a negociaciones, la Junta de CLM decidió en
febrero de 2014 incoar un expediente de sanción, a ver si actúaba de efecto
disuasorio para forzar al dueño a intervenir o a soltar el castillo. Pero ni
una cosa ni la otra. El expediente sigue sin cerrarse, el propietario continúa
de brazos cruzados y el castillo sigue sufriendo desprendimientos. Una pena,
como tantas otras.
Desde el punto de vista artístico,
la parte más destacada es la Torre del Homenaje, que Layna Serrano calificó
como “la más bella de los desmochados castillos de la provincia de
Guadalajara”. No se puede acceder al edificio y es mejor porque sería
peligroso.
Una vez venteados ojos y
pulmones, el viajero debe bajar para incorporarse de nuevo al camino y tomar la
pista a la izquierda en dirección a Campisábalos. El camino que une Galve y
Campisábalos tiene algo más de ocho kilómetros y fue asfaltado hace cinco años,
pero quien desee caminar sin pisar
alquitrán, lo puede hacer siguiendo la marcha por el agradable paseo que acompaña
a la carretera.
El camino atraviesa la dehesa de
Galve, un paraje que antiguamente se aprovechaba para la siembra y ahora es
usado para el pasto de las vacas. Galve de Sorbe es uno de los pueblos con
mayor cabaña ganadera de la sierra de Guadalajara. Más de mil cabezas de ganado
pastan por los alrededores de un pueblo
que no llega a 140 personas censadas.
Tras cuatro kilómetros de recorrido, el
viajero llega a un cruce de tres caminos: el que viene de Galve, el que sigue a
Campisábalos y el que permite acceder a Condemios de Arriba. En ese punto se
encuentra el campamento del Molinillo, actualmente medio abandonado y en muy
mal estado.
Atravesando el campamento llegaremos
hasta las charcas de las que mana el Sorbe, un conjunto de arroyuelos que
embalsan sus aguas en una dehesa rodeada de pinos y robles centenarios. En este
entorno austero pero sugerente nace el agua que
después hemos de beber casi todos, porque los vecinos de Galve abren el
grifo y beben la que brota del manadero del Soto… Cosas que pasan.
Se me olvidaba, en Galve no sólo
hay agua, también hay vino y buena carne, como no puede ser de otra manera, en el Hostal del Pinar. Un
sitio más que recomendable, con buenos hongos y deliciosos postres caseros que ya hemos recomendado en alguna ocasión.
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