martes, 12 de mayo de 2015

Un oasis cercano, el Henares por Azuqueca


Reconozco que he copiado el título. Es el de un vídeo rodado por Campoamor, un extraordinario naturalista que conoce muy bien la zona por la que vamos a pasear hoy: la orilla del río Henares a su paso por Azuqueca.
No es fácil relacionar los términos municipales de las ciudades con la Naturaleza. Huimos de la ciudad en busca de oxígeno y, cuando lo hacemos, nos vamos lejos. Pero a veces el oasis está cerca de casa. No hace mucho hablábamos en estas páginas de Peña Hueva, el balcón perfecto. Hoy lo haremos de la Reserva Ornitológica de Azuqueca y del entorno natural del río Henares por la finca de la Acequilla.


Nuestra ruta arranca en el camino que sale, dirección al río, de la primera glorieta de la A2 que indica el acceso a Azuqueca. Cruzaremos la autovía y antes de completar la rotonda, a mano derecha, cogeremos una pista que nos dirigirá a las terreras del Henares. Cuando nos encontremos con una encrucijada de tres caminos, dejaremos el coche y echaremos a andar por el de la derecha.
Este año la primavera está insultante. Para los alérgicos, más que insultante insoportable. Para el resto: un espectáculo. Las líneas rojas de las amapolas compiten con el verde de los trigos, los tonos ocres de las terreras y el blanco de la pelusa de los chopos. Todo ello salpicado de flores y armonizado por oropéndolas y abubillas que no dejan de cantar.



Desde que nos hemos acercado al río no se escucha la ciudad. La única autopista que emite ruido es la de las aves que utilizan la cuenca del Henares para corretear a sus anchas. El camino no tiene pérdida. Durante cuatro kilómetros nos obliga a pasear paralelos al agua de manera cómoda y nos ofrece bocas y sendas que se acercan a la orilla y nos permite tocarla y refrescarnos. Hace calor, no hay fuentes y en este tiempo hay que tirar de gorra y cantimplora.



El río Henares tiene más de 20 terrazas naturales en su cuenca, algo extraordinario que convierte a esta ribera en única. Es el paraíso de los pájaros. En tiempos los halcones campaban a sus anchas, ahora apenas queda alguno. Sin embargo, ha invadido la orilla el mapache, un visitante foráneo que ha decidido quedarse y reproducirse, y que no se lleva nada bien con las nutrias y el resto de animales autóctonos.




Cuando llevamos media hora andando, casi siempre a la sombra, tenemos que retirarnos del río y bordear la finca de labor de La Cercadilla, un enorme caserón castellano que tiene un curioso palomar octogonal y una cigüeña anidada en su depósito. Más allá veremos el puente colgado, una joya a punto de venirse abajo. Antes habremos divisado los últimos restos de lo que fue el asentadero de la barca, que cruzaba el río con personas, caballerías y carros.



En una hora aproximadamente habremos llegado a la Reserva Ornitológica, un espacio mimado por el Ayuntamiento de Azuqueca, perfilado en las balsas de lo que fue la vieja depuradora del municipio. Un parque, que no lo parece, perfectamente señalizado y equipado para disfrutar del paisaje, de la flora y de la fauna de ribera. Una actuación bien hecha que pone el broche final a un paseo que recomiendo, sin duda un oasis cercano.



Una vez recorrida la Reserva, siguiendo un camino alrededor de la laguna, perfectamente señalizado, regresaremos por donde hemos venido. Si nos hemos quedado con ganas, podemos coger el coche y trasladarnos al otro puente que, lindando ya con Meco, nos acerca al río por la carretera de los Santos de la Humosa. De ahí parte un camino que conduce, aguas arriba, hacia la laguna de Miralcampo, pero está sin señalizar y puede dar lugar a pérdida si no se va acompañado. Yo tuve la suerte de estarlo de Imelda, una funcionaria del Ayuntamiento de Azuqueca enamorada de su trabajo. Sin duda otro recorrido a tener en cuenta. Y de regreso, una buena cerveza fresca.





Azuqueca es una ciudad que conserva el tapeo de pueblo y los vermús de largo aliento. Hay buenos bares, buenas terrazas y buen ambiente. Para comer recomiendo el restaurante Río Henares, y así no nos dispersamos. Es un restaurante que opera en el Centro de Ocio de Azuqueca, un edificio minimalista donde el agua y los árboles exóticos armonizan el ambiente, ideal para comer y cenar en la terraza. Quienes se acuerden de La gabarra, en Azuqueca, y de La gabarra de Joseba en Guadalajara, reconocerán a su cocinero. Buen pescado, como no podía ser de otra manera. Recomendable la ensalada de bacalao, el arroz y las croquetas de boletos. ¡Salud!

2 comentarios:

  1. muchas gracias Pedro por tus comentarios, buenas fotos y videos. Muy útil para mi que estoy de paso por San Fernando de Henares

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  2. muchas gracias Pedro por tus comentarios, buenas fotos y videos. Muy útil para mi que estoy de paso por San Fernando de Henares

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