En la Oficina de Turismo de Cifuentes hace tiempo que
organizan unas rutas de senderismo, Jornadas de Patrimonio las denominan, con
las que pretenden dar a conocer el entorno del pueblo y de sus pedanías. Es una
buena idea, la mejor si se quiere conocer el corazón de la Alcarria, el centro
geográfico de esta provincia. El otro día compartí con ellos una de esas
jornadas, un viaje que desde Oter nos llevó a conocer el pueblo de las
carrascas milenarias: Carrascosa de Tajo. Un paseo de apenas tres horas (5,5
kilómetros), cómodo pero no facilón y muy didáctico. Una arqueóloga y un geólogo
nos enseñaron a mirar el paisaje con otros ojos. Insisto, una buena iniciativa
que continuará al año que viene, interesaos.
Oter es un pueblo pequeño con muchas huertas y un entorno
natural privilegiado. Es el único pueblo
que conozco que presume de tener la campana de su iglesia más cerca del suelo
que del cielo. En las casas hay señales sobre las puertas que nos hablan de su
antigüedad. De su vega parte un camino, junto a una fuente y un lavadero, que
nos lleva hasta Carrascosa, atravesando una pequeña sierra, La Sarrazuela,
llena de sorpresas. El camino está bien señalizado, no tiene pérdida y es
cómodo, pero no es fácil porque las sierras, por pequeñas que sean, hay que
subirlas y en este tiempo el calor no es buen aliado.
Nada más dejar la fuente empezamos a subir repechos, y pronto también, comenzamos a disfrutar de miradores privilegiados sobre el corazón de la Alcarria. Un consejo, siempre que uno se para en un mirador natural tiene que lanzar la vista a los cuatro puntos cardinales o se perderá parte del embrujo. En nuestra parada, Luisa y Enrique, los guías, nos enseñan a distinguir entre la piedra caliza de los primeros kilómetros y los cantos rodados que presagian una tierra más arcillosa. El camino que pisamos era una antigua vía medieval, hay quien dice que romana, marcada en los flancos por losas de piedra hincadas en el suelo, a modo de quitamiedos para los carros.
Nada más dejar la fuente empezamos a subir repechos, y pronto también, comenzamos a disfrutar de miradores privilegiados sobre el corazón de la Alcarria. Un consejo, siempre que uno se para en un mirador natural tiene que lanzar la vista a los cuatro puntos cardinales o se perderá parte del embrujo. En nuestra parada, Luisa y Enrique, los guías, nos enseñan a distinguir entre la piedra caliza de los primeros kilómetros y los cantos rodados que presagian una tierra más arcillosa. El camino que pisamos era una antigua vía medieval, hay quien dice que romana, marcada en los flancos por losas de piedra hincadas en el suelo, a modo de quitamiedos para los carros.
Caminando, disfrutamos de la sombra de las carrascas y los
pinos, del olor del romero, del tomillo y de la salvia y del vuelo de águilas y
buitres leonados. Al coronar un cerrete se ven las Tetas de Viana y varios
barrancos como el Estrecho del Orao y el Barrancazo, que hacen las delicias de
los cazadores. Nos enteramos entonces de que las Tetas son unos cerros testigo
(como La Muela de Alarilla o el alto de Torija) que nos indican dónde se
encontraba el nivel del agua antes de que esta tierra dejara de ser un mar. De
ahí para abajo, fue la erosión de los ríos, del viento y del tiempo la que
talló estos valles tan hermosos que
forman el paisaje único de La Alcarria.
Antes de descender, decidimos entre todos, y somos más de
medio centenar, hacer un alto en el camino, tomar un tentempié y buscar una
sombra donde relajarnos. Ya sentados, vemos trabajar a las abejas que, como
nosotros, no paran de picotear, se hartan de libar entre las florecillas. En
esta mañana de primavera están más activas que nunca.
Lo que nos queda es lo más fácil, bajar hacia la vega de Carrascosa. En esta ocasión no llegaremos al río Tajo, nos quedaremos en el pueblo disfrutando de su hermosa iglesia románica, vinculada durante siglos al monasterio de Santa María de Óvila, en las inmediaciones de Trillo. Un monasterio marcado por la desdicha, cuyo acceso, después de mucho pleitear, ha sido abierto por sentencia judicial contra unos propietarios que se empeñaban en vallar el campo, ¡qué manía!
Si os quedan fuerzas y tiempo es recomendable una visita a
las cuatro carrascas centenarias: De la Cruz, De los Eros, Dehesillas y
Valdigermo. A esta última, la más antigua, dicen que tiene más de mil años, nos
acercamos antes de subir al pueblo y se nos abre la boca embobados y
sorprendidos de sus proporciones. No tenemos tiempo de más, pero prometemos
volver a Carrascosa y ver las otras tres carrascas, aquí os dejo una foto
prestada de la que se conoce como Carrasca de la Cruz, y acercarnos al Tajo
para ver el Molino, la antigua balsa que cruzaba a Morillejo y el puente
romano.
Ahora toca acercarse, acompañados de Pablo, alcalde pedáneo,
a recorrer el pueblo y a visitar una de las muchas bodegas particulares que hay
distribuidas en las faldas de las laderas que rodean Carrascosa. En concreto,
visitamos la bodega de Gerardo, que sigue festejando con los amigos buenas
tardes de vino y viandas, e incluso una vez al año hace pan artesano en su
horno para disfrute de todos.
Para comer os recomiendo ir a Cifuentes. Ni en Carrascosa ni
en Oter hay restaurante. Por supuesto, es conveniente llevar dos coches y dejar
uno a primera hora de la mañana en el final del trayecto, para regresar con
prontitud si el hambre aprieta. Nosotros tuvimos la suerte de contar con los
vehículos del Ayuntamiento de Cifuentes que llevaron a Oter a los conductores,
cosas de los viajes organizados, para recoger los vehículos en el punto de
partida.
¿Y dónde comer? En Cifuentes hay buenos y variados locales,
hoy hablaré de La Esquinita. Se trata de un mesón con un lema claro: “Buen
jamón y buena brasa indican buena casa”. Su mejor escaparate: el cerdo, al que
sacan todo su provecho entre mediados de enero y la primera semana de abril en
las jornadas gastronómicas del cerdo; y la brasa, que siempre garantiza una
carne sabrosa, bien del somarro del cochino o de los corderos y cabritos de la
zona. Además cuenta con una terraza fresca y apetecible en verano. Gachas y
buenas ensaladas, según temporada. Un sitio agradable con menú para el que
quiera, y buena relación calidad, precio. ¡Salud!
Gracias, Pedro, por participar en la jornada de patrimonio de Cifuentes. He incluido un enlace a tu blog. Un abrazo, Enrique
ResponderEliminarhttp://patrimoniocifuentes.blogspot.com.es/2014/06/el-camino-de-oter-carrascosa-de-tajo.html