martes, 17 de febrero de 2015

Pasear junto a un lago, Pareja


Pasear junto a un lago es uno de esos placeres saludables que deberían ser recetados con más asiduidad. Pocas actividades hay más relajantes y que ayuden a la conversación como rodear un gran charco de agua. En Guadalajara tenemos la oportunidad de hacerlo en el azud de Pareja, uno de esos rincones hechos a propósito, capaces de cambiar el ritmo de un pueblo, con poco que esté bien gestionado.



Mucho han peleado los vecinos de los pueblos ribereños hasta conseguir que se hiciera algún azud en sus localidades. Pedían lagos artificiales capaces de mantener un importante nivel de agua junto a los pueblos, para que siguiera habiendo vida cuando los trasvases dejaban los pantanos de Entrepeñas y Buendía casi vacíos, como pasa ahora.


Los sangrantes trasiegos hacia Levante convierten el paisaje en tierra desolada y lo que en tiempos sirvió como dinamizador turístico y económico de la Alcarria, lleva años causando el efecto contrario. Esperemos que esta azud de Pareja sea sólo el primero y sirva para que se construyan otros, se haría justicia.



Hoy os voy a recomendar que os acerquéis a Pareja, una localidad cuya olma vale una visita, aunque es preferible  acercarse a ella en primavera, cuando su copa está frondosa y llena de sombras. Este árbol es una de las leyendas vivas naturales de nuestro país, según el Ministerio de Medio Ambiente.
Pareja es un pueblo con viejos caserones que aún lucen escudos en sus fachadas, y con una monumental parroquia del siglo XVI de ábside poligonal. Pareja es un pueblo que merece ser visitado despacio y con avidez, como hizo Cela hace ya tiempo.



Aquí comenzará nuestra ruta de hoy, a poco más de media hora de Guadalajara. Echaremos a andar desde la plaza, cuesta abajo, hasta llegar a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, de donde nace un estupendo paseo, flanqueado de farolas y bancos. Enseguida vemos el lago de aguas tranquilas,  rodeado de un cañizo amarillento y emplumado que sirve de cobijo a los patos.



El carril está nuevo y rodea el lago que tiene forma ovalada, como una lengua, que muere en un dique y una carretera. A su alrededor pasean y patinan quienes buscan este rincón para  el sosiego y el descanso. Según completamos el circuito, apenas 45 minutos después, vemos un mirador hecho de madera que se adentra en las aguas y un observatorio de aves con dos grandes ventanales que miran al horizonte.



Se echan de menos piraguas y canoas acercándose a la pequeña isla que da empaque al azud. Todo lago debe de tener una isla para reposo de los patos y para dar bien en las fotos, y éste la tiene, y en vedad que le hace bien. Estoy convencido de que una vez hayáis descubierto este sitio, volveréis. Pasear junto al agua amansa el espíritu.




Al completar la primera vuelta, o la segunda si os encontráis a gusto,  al azud subiremos de nuevo al pueblo y preguntaremos por el restaurante Estilos, buen arroz y buena carne a la brasa. Ideal para el buen tiempo por su agradable terraza. Se come bien y el local es agradable. Sin duda un buen complemento para esta plácida ruta.


1 comentario:

  1. Yo nací en Pareja. Hace tiempo que no voy por allí, gracias por el reportaje

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